Piensa diferente y notarás el cambio
Cada uno entiende la felicidad de diferentes formas. Para unos, la felicidad es tener mucho dinero para comprarse todos los caprichos que desea, para otros es tener salud, para otros tener amor, para otros tener una familia numerosa, etc. Sin embargo, lo que todas estas formas de felicidad tienen en común es el concepto, el concepto de sonreír cada día y disfrutar de la vida sin importar la forma en que seamos felices.
En la felicidad influyen directamente los pensamientos. Existen diferentes clasificaciones de pensamientos, sin embargo, vamos a centrarnos en una muy sencilla y clarificadora.
Diferenciamos los pensamientos en 4: los necesarios, los positivos, los inútiles y los negativos. Los necesarios son los que tenemos en el día a día como “¿qué desayuno hoy?” “¿qué hago después del trabajo”. Los positivos son los que nos ayudan a salir de situaciones difíciles. Esto no significa que dejemos de ver con claridad sino que somos capaces de ver la “mejor cara” de lo que nos ha sucedido. Por otro lado están los pensamientos inútiles, éstos no son ni constructivos ni negativos, aunque es cierto que aminoran nuestras fuerzas si son continuos.
Además, tienen la característica de que son pensamientos del pasado y del futuro pero no se centran en el presente. Por ejemplo “¿por qué no lo hice…? ¿Qué haré cuando…?”. Y por último están los pensamientos negativos. Éstos son los más perjudiciales, tanto para nosotros mismos como para la gente que nos rodea. Estos pensamientos se basan en el rencor, la ira, celos, insatisfacciones… y son nuestros mayores saboteadores.